sábado, 6 de agosto de 2011

Antón Castro en Melilla

Mi PADRE Y MELILLA
Antón Castro


En su diario personal En saco roto, Juan Domínguez habla de la fascinación que siente por Melilla, una ciudad en la que ha estado tres veces y donde se le multiplican los amigos y las curiosidades. Truman Capote era uno de los que creía que entre cualquiera de nosotros y el presidente de los Estados Unidos hay un eslabón más o menos complejo de cinco personas. Y a mí me ocurre algo curioso con lugares donde nunca he estado: me bautizaron por poderes en Montevideo y en Santa Mariña de Lañas, un vendedor de radios me hizo creer que en Lubljana sabían que yo les estaba escuchando cuando caía la noche, y mi padre me llenó la cabeza de historias de los 40 en Melilla. Allí hizo el servicio militar tres años con su uniforme de galán de cine, con algún parecido creía yo a Tyrone Power, y allí libró una pelea con un campeón vasco de boxeo. Mi padre marchó a servir a los ocho años a una casa donde había un loco que gritaba desde el establo en que lo habían confinado, y ya no volvió a vivir con sus padres. La estancia en Melilla le daba para evocar olores, sabores y nostalgias. En mi niñez y adolescencia, yo abría el álbum de fotos familiar y contemplaba las dos instantáneas que le habían hecho en la ciudad. Hace poco, cuando Melilla era ya una ciudad legendaria de estas páginas gracias a J. D. L., en una madrugada de hospital junto al mar, mi padre volvió a hablarme de Melilla y me reveló algo que jamás había dicho: su verdadera ocupación consistió en cuidar de siete vacas y de ordeñarlas porque daban la leche para la tropa. En el fondo, es lo que había hecho de niño: pastorear vacas, voltear el arado e imaginarse que algún día volvería a casa de sus padres como el hijo pródigo para quedarse entre sus seis hermanos.

Publicado anteriormente en http://antoncastro.blogia.com/

Hamed



Hamed by Melillamelilla Melilla

¿Por qué queremos hacer turismo en Melilla?

Diario Melilla Hoy 
Sábado, 06 de Agosto de 2011. Hilario J. Rodriguez.

Foto de cuatro de los viajeros peninsulares que llegarán a Melilla para vivir su interesante iniciativa.- Son Hilario, Isaac, Luis y Javi, que llegarán junto con Cayetano a la ciudad el próximo 11 de agosto

Hace unos años a Luis Argeo, que -además de cineasta- es escritor de guías de viaje, le pidieron que escribiese un texto sobre Melilla. Las instrucciones consistían en que se ajustase a una extensión concreta (de unas 1.000 palabras, más o menos) y que cumpliera un plazo (de uno o dos días). Eso fue todo, no hubo consignas sobre cuál debía ser el enfoque ni sobre la posible imagen que se quería dar de un sitio tan recóndito para nosotros, los peninsulares. Y Luis se puso manos a la obra, tan voluntarioso como es, describiendo magistralmente la ciudad, sus tres culturas, sus columnas fenicias, su paseo marítimo, su animada vida social… No quería dejar ningún aspecto importante fuera del estrecho margen concedido, es lo que tiene ser un profesional en ciertas cosas. Pero, en realidad, Luis jamás había estado en Melilla y en aquel momento tampoco era muy probable que fuera a ir allí en el futuro; su única fuente de información fue wikipedia y los tres o cuatro detalles que todos sabemos sobre casi todo. Al cumplir el encargo, la gente que le había contratado no sólo le pagó, también le felicitó. Si hubiera sido un concierto de música de cámara, los aplausos habrían resultado atronadores.

Ya ha pasado tiempo desde aquella impostura y ahora Luis ha decidido reparar la cuestión, repararse, hacernos pensar a quienes pudiésemos caer en una práctica semejante. Nunca es tarde a no ser cuando es demasiado tarde, y todavía no lo es. De ahí que, cuando pensábamos conjuntamente en qué hacer este verano con nuestras vidas, él propusiera un viaje a Melilla para comenzar allí un nuevo tipo de turismo, más activo, más sincero, desplegando en él cuanto la tecnología pone a nuestro alcance, para ver hasta dónde se podía llegar. Íbamos a aunar fuerzas, las fuerzas de la escritura y el cine, en busca de un objetivo común. Yo (Hilario J. Rodríguez) dije que sí enseguida, quizás porque siempre me han gustado las películas de espías tipo Misión imposible y porque vivo en una ciudad (Guadalajara, no en la de Jalisco sino en la de Castilla-La Mancha) donde me gustaría formar una plataforma ciudadana que se llame POSIBLE. Lo malo es que nuestro ejército era tan pequeñito que difícilmente seríamos capaces de llevar a cabo la empresa sólo por nosotros mismos. Fue entonces cuando apareció Francisco Javier Díez López, alias Javi, un profesor de Medios Informáticos experto en experimentos sonoros, que se decidió a acompañarnos para registrar los sonidos de Melilla: los del silencio en la antigua vía férrea, los de los camiones de recogida de basuras, los de la animación juvenil en los pubs de moda y de las conversaciones en las terrazas del Barrio Real, los de las llamadas del muecín o almuédano, y en general lo de cuanto se ponga a nuestro alcance. Después de él vino Isaac Begoña Ortiz (cuyo nombre yo pronuncio “Aisac” porque nos conocimos en Chicago y porque ya nunca me he acostumbrado a pronunciar en correcto castellano), un fotógrafo, ajedrecista y DJ ocasional con quien el tiempo se pasa más aprisa y mejor porque es de esos amigos que nunca te fallan y que continuamente añaden sugerencias, mejoran tus ideas y te contagian su buen estado de ánimo (en fin, que es cualquier cosa menos un coñazo). Y, por último, incorporamos al grupo a Cayetano Vela López, un mago, un experto en trucos que sabe engañar a la vida con sus cartas sacadas de la manga y con su chistera, dispuesto esta vez a interactuar con los melillenses, proporcionando un poquito de esa felicidad que a menudo resulta tan elusiva.

Filmaremos, entrevistaremos, fotografiaremos, entretendremos, grabaremos y escribiremos hasta el límite de nuestras fuerzas. El día 10 salimos de Guadalajara a las seis de la mañana y llegaremos a Melilla a las 11 de la noche. A partir de ese momento, la ciudad estará a nuestra disposición y nosotros estaremos a disposición de la ciudad.

Hemos abierto un blog en el que iremos colgando todos los materiales (de hecho, ya hemos comenzado a colgar cosas):

En él, aceptaremos vuestras sugerencias y os propondremos que sigáis nuestra aventura, que no es otra que dar forma a lo que desde aquí parece «tan lejos, tan cerca».

Buscamos la ciudad que a diario se despierta y luego se va a dormir

Viernes, 05 de Agosto de 2011 07:50 , Dori Nuñez


Hilario J. Rodríguez y otros cuatro compañeros visitarán la ciudad con el objetivo de conocer de cerca todas las realidades que envuelven a los ciudadanos de este lejano y pequeño rincón de España.

Hilario J. Rodríguez es un escritor y periodista que el próximo 10 de agosto comenzará un viaje junto a otros cuatro compañeros: Luis Argeo, Javier Díez, Isaac Begoña y Cayetano Vela, con el objetivo de conocer la ciudad y descubrir la realidad social de Melilla. Desde sus cementerios, sus mercados o sus fronteras, hasta el puerto y las playas, todos los aspectos culturales serán observados por estos aventureros que además dejarán constancia de sus experiencia en este periódico y en un blog.

–¿Quiénes componéis este grupo?

–Un escritor, un joven mago, un documentalista, un artista sonoro y un ajedrecista llegado de Chicago emprendemos juntos y sin conocernos un viaje a Melilla por el mero placer de pasar unas vacaciones activas en un lugar tan exótico como cercano y asequible. Lo de las vacaciones activas tiene que ver con nuestra forma de viajar, con cámaras de vídeo y fotográficas, grabadores de sonido, portátiles o mesas de edición minúsculas. Cada día iremos añadiendo entradas en un blog creado para la ocasión:


Somos cinco personas que unen sus fuerzas, primero para ver si podemos aguantarnos y viajar juntos durante casi diez días, y segundo para perseguir un objetivo común, Melilla, pero no la Melilla de las tres, cuatro o cinco culturas, tampoco la del narcotráfico o la de la inmigración, huimos del aburrimiento y de los bostezos; buscamos una Melilla menos pretenciosa, la ciudad que a diario se despierta y luego se va a dormir, la de la peluquera y el panadero, la que no se parece a ninguna otra y, sin embargo, es igual a las demás.

– ¿Qué nos puede contar de cada uno de los componentes de este grupo?

–Luis Argeo es el alma mater del proyecto, un cineasta asturiano que sabe dónde poner el ojo y cómo buscar la mejor perspectiva. Javier Díez le sigue de cerca con sus ideas, dando forma a lo que todavía no la tiene, descubriendo significados ocultos, un lujo. Isaac Begoña podría pasar por el DJ del grupo, no sólo porque pone la música que escuchamos mientras vamos de un sitio a otro, sino también porque posee una sonrisa irresistible y contagiosa que nos hace bailar al son que él quiera. Cayetano Vela hace trucos de magia, saca cartas de la manga y pañuelos de la boca, pone la nota de imaginación que siempre necesita la realidad para ser un poquitín más tolerable.

– ¿Cuál fue el origen de la idea que rodea el viaje que realizaréis el próximo 10 de agosto hacia la ciudad?

– Luis Argeo y yo llevábamos varios años intentando colaborar, un cineasta y un escritor, para ver de qué manera podíamos sacar más rendimiento a la literatura y al cine uniendo nuestras fuerzas. Este año teníamos previsto hacer un viaje a Estados Unidos, un país en el que hemos vivido mucho tiempo y que conocemos bastante bien, pero al final como era el primer paso para futuros proyectos nos dimos cuenta de que era muy caro y demasiado ambicioso. Teníamos que hacer algo más cercano a nosotros y a nuestra cultura. Así se nos ocurrió que teníamos que buscar una ciudad desatendida, poco conocida. Melilla, aunque sea muy mencionada, es poco conocida porque siempre se habla de ella por cosas que no la representan en su totalidad. Ese fue, básicamente, el motivo que nos decidió a ir allí. Es un punto al que nadie presta atención y nosotros queremos recuperarlo.

– ¿Cómo se ha incorporado al resto de los componentes de equipo a este proyecto?

–Dado que íbamos a necesitar la ayuda de muchos melillenses para llevar a cabo nuestro trabajo, pensamos en la posibilidad de llevar a un mago con nosotros, que en la península está teniendo mucho éxito. Nos servirá de carta de presentación para las reuniones con las asociaciones de vecinos. También nos dimos cuenta de que, además de poner el cine y la literatura al servicio de nuestro proyecto, teníamos que activar el mayor número posible de sentidos y nos daba la sensación de que necesitábamos el sentido táctil y auditivo. Por eso acudimos a Javier que es un artista conceptual, un fiera. Luego necesitábamos un apoyo de un buen fotógrafo que además es ajedrecista, Isaac Begoña (il miglior fabbro). Así, cuando algo no funcione desde una perspectiva tendremos a otras cuatro personas para añadir una nueva y hacerlo mejor.

– ¿Cuáles son los lugares de Melilla que vais a visitar?

– Vamos a hacer recorridos continuos por la valla, pero nos interesa mucho la antigua vía férrea, el trazado del río, y nos interesa muchísimo acompañar a los trabajadores comunes, peluqueros y panaderos, cualquiera que se ponga a nuestro alcance. Ahora mismo aún seguimos intentando contactar con la compañía de recogida de basuras para seguir a uno de sus camiones durante parte del trayecto que realiza cada día. También vamos a hablar con taxistas y con él vamos a recorrer trayectos que normalmente no hace un turista que va a ver la ciudad. Los cementerios son otro lugar que nos interesa. En una sociedad como la melillense, que es tan compleja por la integración de tantas culturas, queremos ver la forma que tiene la gente de honrar a sus muertos y la forma que tiene de guardar la memoria de las personas desaparecidas. Además, tenemos dos bazas a nuestro favor, como son la Semana Náutica y el mes de Ramadán, una ocasión de oro para analizar nuestra relación con la comunidad musulmana.

–El viaje comienza el 10 de agosto en Guadalajara, pero ¿ya estáis haciendo entrevistas?

– Sí. Hemos comenzado a interesarnos por saber si donde vivimos hay una proyección de Melilla, y sí que la hay, la hay -de hecho- allá donde mires. Igual que los gallegos están en todas partes, igual se podría decir de los melillenses. No hace mucho, sin ir más lejos, hemos entrevistado a Enrique, un profesor de la Escuela de Arte de Guadalajara, que dio clases en la Escuela de Arte de Melilla desde su inauguración, durante diez años.