Cuando te cuentan sus penurias, añaden que las culpas de sus desgracias son del Ayuntamiento porque permite que las pequeñas y las medianas empresas contraten a moros marroquíes antes que a ellos, que son moros de Melilla. La verdad es que en este punto no podemos estar muy de acuerdo con ellos porque los problemas de uno no se arreglan barriendo a los demás, claro que –en asuntos de este tipo− es una cuestión de opiniones.
No sabemos de qué podría servir que los veáis, por si acaso os ponemos sus retratos a continuación y vosotros decidís al respecto. A nosotros nos parecen chicos que pagan un alto precio por lo que quiera que hayan hecho mal, si es que han hecho algo malo.
Desde aquí los proponemos como candidatos perfectos para la próxima película de Ken Loach o para cuando poco un pequeño reportaje de Informe Semanal, nosotros ya no podemos hacer nada más por ellos, a no ser desearles «Buenos días y buena suerte».